Sunday, December 25, 2005

Un Mensaje de Esperanza (25/12/05)



Diario La Primera - 25 de diciembre del 2005

Al terminar este año 2005 es importante resaltar como, a pesar de todos los problemas que tenemos, el Perú sigue teniendo una vitalidad y una dinámica asombrosa. Muchas veces, nuestros pesares y angustias no nos dejan siquiera reconocer realidades de esas cosas buenas que también pasan en el Perú.

Es cierto que estamos en el medio de una profunda crisis de confianza, es cierto que ya no creemos en nuestros políticos, ni en las instituciones del estado, es cierto que nuestros jóvenes están imaginando y buscando su futuro en otros países – pero al mismo tiempo se empiezan a percibir una serie de síntomas que nos permiten encontrar desarrollos positivos y reacciones de gran valor potencial.

Es cierto que la impericia de nuestro gobierno y los fuegos artificiales mentales de gran parte de nuestros congresistas, nos han hecho perder la oportunidad de tener un crecimiento mucho más vigoroso de nuestra economía, han inhibido un mayor nivel de inversión y de generación de empleo – pero aun así, hemos logrado acumular un proceso de crecimiento económico que ha permitido reducir la extrema pobreza en 4% y que gracias a la agroindustria y a la minería, el crecimiento se ha dado mayormente en provincias.

Es cierto que nos falta más inversión, apenas superamos el 18% del producto, cuando debiera ser del orden del 25% - pero hoy día tenemos inversión de mejor calidad. Con las inversiones en energía y telecomunicaciones tenemos las bases de una infraestructura moderna y eficiente. Con la agroindustria se está produciendo una revolución en el sector rural, especialmente en la costa, pero también con clarísimos avances en la sierra al generarse una gran demanda de empleo formal para los campos y empleo formal permanente en los servicios vinculados a la agricultura. Con la minería moderna, en contra de los que quieren evitar la presencia de la modernidad en la sierra peruana, no solo se están generando importantísimos recursos fiscales para las regiones, sino que también se están desarrollando, por parte de las propias empresas mineras, infraestructura vial y energética que representa un importante avance para que los pobres accedan a la modernidad y a los mercados, pero además se están desarrollando una serie de programas de extensión social, que redundarán en la mejora de los niveles de productividad de los oficios tradicionales de la zona.

Es indudable que el crecimiento de nuestras exportaciones ha sido crucial para dicho proceso de crecimiento y especialmente para su composición. Esto se debe en gran medida al APTDEA, que se logró mediante un gran esfuerzo del gobierno y del sector privado, instrumento al que nadie se opuso en su momento y que hoy podemos consolidar con el TLC con los EEUU, que en esencia constituye un APTDEA-Plus, tanto por la ampliación de nuestra oferta exportadora como por su vigencia en el tiempo.

Si queremos seguir el ejemplo exitoso de desarrollo de tantos países a lo largo y ancho de la tierra, sin dudas la integración comercial de nuestra economía es uno de los grandes ejes de desarrollo económico que debemos perseguir, junto con el desarrollo de las infraestructuras internas y el acceso de los pobres a la economía de mercado, además por supuesto, del avance educativo, la mejora de la salud y el fortalecimiento institucional. Por lo tanto el TLC es una de las oportunidades más importantes para darle al Perú un camino sostenible de progreso.

Lo mejor y lo más rescatable del TLC es que nuestra población, en una reacción de cordura y realismo, aprueba mayoritariamente el TLC. Yo siempre me pregunto: ¿Cómo iba a ser de otra manera? Si cuando nuestros jóvenes toman la decisión de buscar su futuro lejos del Perú, optan por emigrar a economías de mercado como son los EEUU, Chile y España, donde no se discuten las cosas que todavía nos tienen atrapados a nosotros.

Tradicionalmente, el sentido común popular ha sido contrafactual, pero un síntoma de cambio claro es precisamente la decisión de un joven cuando se plantea la necesidad de emigrar. Esa decisión: ¿Es una decisión emocional o una decisión racional? – Es una decisión racional, a pesar de su contenido emocional. Que bueno que esta vez, la sensación de crisis e incertidumbre esté llevando a nuestros jóvenes y a sus familiares a tomar decisiones racionales, a pesar de que el fondo mismo de la decisión implique algo muy doloroso, perder a nuestros hijos porque no podemos darles en su patria lo que buscan afuera.

Falta ahora que la clase política reflexione sobre esta tragedia, que se den cuenta de cómo se hacen las cosas en los países a los que se van nuestros hijos, que se den cuenta que el Perú puede hacer lo mismo y mejor, que no hay nada que impida que seamos exitosos y que logremos el bienestar general y que si por algunos años desarrollamos políticas de estado racionales y realistas, no solo enrumbaremos nuestro país hacia el progreso, también recuperaremos a nuestros hijos, que volverían felices a su patria – si pudiéramos darles seguridad, confianza en el futuro y especialmente una adecuada compensación por sus esfuerzos individuales.

Felizmente ya hay algunos síntomas de cambio en nuestra clase política. Creo que tenemos que reconocer que la conformación de las planchas presidenciales de varios partidos políticos, que han incorporado independientes significa que a nuestros políticos todavía les queda algo de oídos y ciertamente alguna capacidad de reacción. Bravo por eso, especialmente en el caso de Perú Posible, que superando su naturaleza, ha puesto en escena a Rafael Belaunde, que tiene una visión clara de lo que es el desarrollo, un lenguaje franco y sencillo y que más allá de sus limitadísimas opciones electorales hará docencia política, que es una de las responsabilidades más importantes de un político y que los peruanos no vemos desde la campaña de Vargas Llosa.

Otro desarrollo muy positivo es que varios candidatos empiecen a hablar sobre la necesidad de desarrollar la sierra. Efectivamente, el Perú jamás logrará el desarrollo, mientras no incorporemos la sierra peruana al mundo moderno y a la economía de mercado. Cuidado más bien con pensar que porque no hemos logrado que el crecimiento de los sectores modernos chorree lo suficiente a los sectores tradicionales, no debemos promover agresivamente su desarrollo. Para poder crecer y superar la pobreza es indispensable buscar el máximo desarrollo de nuestros sectores modernos, pero además, a diferencia de nuestra tradicional orientación a darle las espaldas a la sierra, debemos actuar directamente sobre los sectores tradicionales buscando mejorar continuamente el nivel de productividad de los oficios tradicionales, mediante: la capacitación, el acceso al crédito, la formación de maestranzas y pools de maquinarias, la división del trabajo para una mayor eficiencia operativa, mejores formas de organización societaria para proteger y empoderar a los pequeños, titulación para darles base patrimonial, cadenas productivas y clusters para integrarlos productivamente, acceso a los mercados externos y desarrollo de infraestructuras para incorporarlos a la modernidad y a los mercados.

Es sorprendente, pero el Perú es infinito, solo tenemos que hacer las cosas bien. Felices fiestas y no nos olvidemos, el éxito del 2006 depende de nosotros.

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