De Pizango su visión
El año pasado tuve la oportunidad de debatir con Alberto Pizango, el radical líder de Aidesep que pretende representar a todos los habitantes de nuestras selvas.
En dicho evento después de unas rondas descorazonadoras para el entendimiento racional del tema, de pronto el señor Pizango planteó la necesidad de tener una visión de desarrollo de la selva. Ni corto ni perezoso tomé el guante para ofrecer mi apoyo, solo para que el dirigente apurara su ‘visión’, ya preestablecida, diciendo: “mi visión es una selva sin concesiones forestales, petroleras o de gas”, cerrando cualquier opción de analisis y de dialogo sobre lo que podría ser una visión compartida del desarrollo de la selva peruana.
Sorprendentemente, otro panelista, el señor Glave de Desco, se sumó al planteamiento de Pizango.
Ante esta tozudez de los que se dicen representantes de nuestras selvas, no me quedo otra cosa que compartir con ellos y el público asistente, lo que hace algunos años comenté sobre lo que podría ser un cambio positivo en la selva, y sobre lo que, ahora, después de conocer y escuchar al señor Pizango, sería mi nueva y triste visión.
Entonces “Yo me imaginaba una selva donde en vez de tener aeropuertos clandestinos desde los que despegan avionetas cargadas de droga, tuviéramos una selva con grandes aeropuertos formales desde los que despegaran Jumbos cargados de los productos de nuestra acuicultura, como podría ser el Paiche, de deliciosa carne blanca y alto Omega 3”.
Pero después de escuchar a Pizango, comenté: “Si lamentablemente, el señor Pizango tuviera éxito en imponer su visión, yo vería en el futuro una selva poblada solo de ancianos, porque nuestros jóvenes selváticos habrían migrado, en búsqueda del bienestar, lejos de Pizango y cerca del mundo moderno que ellos merecen y desean para sus propias vidas”.
No nos dejemos engañar por los falsos representantes de los pueblos, nuestra gente ya aprendió que su futuro depende de su esfuerzo; que la modernidad, a pesar de sus costos, es mejor que la exclusión; saben que en el mundo de hoy se pueden producir todo tipo de bienes cuidando el medio ambiente y los derechos de las comunidades; saben que las ONG que apoyan a sus dirigentes no los van a mantener ni a darles una vida digna, ellas solo mantienen a sus ‘Felipillos’.
Nuestros jóvenes no quisieran migrar, ayudémoslos con mayor información y un mejor debate, para que ellos mismos puedan dirigir la creación de su propio futuro, en sus selvas, siendo al mismo tiempo, ciudadanos del mundo.
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