Sunday, March 09, 2008

Cuidado con los enemigos del progreso

Publicado en El Comercio el 5 de marzo del 2008
El Perú tiene hoy una gran oportunidad de despegar hacia la prosperidad. Estamos creciendo con inclusión. Nuestro crecimiento es de los mejores que hemos tenido, lo impulsan la demanda interna, la inversión y las exportaciones. Crecen todos los sectores, y el manufacturero más que el promedio. Provincias crece más que Lima. Se crean más de 700,000 empleos anuales.

Según cifras de Ipsos Apoyo, elaboradas por Julio Luque, entre el 2003 y 2007 se produjeron las siguientes importantes variaciones:

  • Ingreso promedio mensual por hogar, soles (Perú): +34.6%
  • Distribución del ingreso (Perú urbano) por nivel socioeconómico (NSE), dólares: A -9%, B -4%, C +31%, D +53%, E +54%
  • Proporción de la población por NSE (Lima): D: de 34.5% a 28.7%, E: de 19% a 12.7%
  • Ingreso familiar mensual urbano: Cusco: +90.4%, Iquitos: +76.4%, Huancayo: +51.9%,
    Arequipa: +44.9%, Piura: +39.2%, Trujillo: +34.2%, Chiclayo: +32.2%
  • Incremento de población en NSE A/B Cusco: +125%

Pero el despegue del Perú es una amenaza para la nueva geopolítica sudamericana promovida por Chávez; es una amenaza para los espacios políticos del pensamiento tradicional de la izquierda latinoamericana, que ya cree en la democracia pero todavía no en el mercado, que sigue anclada en la teoría de la dependencia, el desarrollo endógeno, y el realismo mágico; es una amenaza para las costras de dirigentes que detentan cuotas de poder y medran de los pobres a quienes chantajean para impulsarlos a las marchas y desmanes; y es una amenaza para el narcotráfico, que se nutre del caos y del desgobierno que pretende implantar.

Sería ingenuo pensar que la eventual metamorfosis del Perú hacia la democracia y la economía de mercado, vaya a pasar sin un enfrentamiento abierto. Las cumbres aceleran el proceso, porque su eventual impacto podría descarrilarnos del concierto de los países que ya optaron por la democracia y el mercado. Este enfrentamiento no implica una gran alianza entre los enemigos de la prosperidad, porque comparten los mismos incentivos y cuentan con la misma lenidad de parte de la mayoría de nuestra clase dirigente, supuestamente más alerta, más educada y más cosmopolita.

¿Qué hacer?

1. Plantear una visión positiva de futuro, que nos muestre que al Perú si le puede ir muy bien, que nuestros hijos pueden dejar de migrar al extranjero, y que establezca una alianza entre el Estado y la población, que mientras no tenga un norte común hacia la prosperidad, seguirá siendo víctima del desasosiego y de la consecuente manipulación de parte de los falsos defensores de los pobres.

2. Cohesionar los cuadros del gobierno desde el liderazgo del Presidente de la República, hasta sus ministros, parlamentarios y partidarios, la lucha será grande y requiere de nuestros mejores esfuerzos y sacrificios.

3. Participar en el debate nacional, ir a los pueblos, escucharles, llevarles los sustentos de la gran oportunidad que tenemos de voltear la pagina de la pobreza y enrumbarnos al bienestar general, afirmando nuestra libertad política y económica, mediante la democracia y el mercado.

4. Apoyar el desarrollo de “Sierra Productiva”, la revolución productiva, económica y social liderada por Carlos Paredes Gonzales en la sierra rural sur, que ha logrado superar la pobreza, incorporar al mercado, y aumentar la autoestima de más de 30,000 familias campesinas en las zonas más pobres, en base al riego por aspersión y a un proceso de incorporación y de difusión de tecnologías encarnado en el corazón de los propios campesinos.

Este es el momento de la batalla de las ideas, no es el momento de las turbamultas ni de la anomia. Coraje, que esta batalla es nuestra, es el momento del Perú.

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