No hay inclusión sin educación
Publicado en El Comercio, Lima 12 de enero del 2007
En el mundo de hoy, donde el avance tecnológico crece exponencialmente, no habrá inclusión sin buena educación, y condenaremos a nuestros hijos a la mayor exclusión de la historia de la humanidad.
Los diagnósticos sobre la educación peruana están claros, lo que falta es valor político para tomar decisiones. No es posible mejorar la educación en cinco años, pero si iniciar el camino de su superación.
Siempre hemos tenido planes, hoy tenemos el Proyecto Educativo Nacional (PEN), que ha sido adoptado por el gobierno como política de estado, en buena hora, pero el problema es nuestra incapacidad para convertirlos en realidades.
La educación pública está en una trampa, por un lado adolece de todos los males de la Administración Pública, y por otro ha sido secuestrada por un sindicato monopólico de inspiración maoísta. No es posible lograr la implantación efectiva del PEN sin enfrentar estos condicionantes.
Este es el momento de iniciar una verdadera revolución educativa, buscando una mejora sustancial y continua de la calidad, universalidad de acceso, innovación, competitividad y dignificación del Maestro.
Planteamientos para lograr estos objetivos e implantar el PEN:
1. Declarar de necesidad y utilidad pública la reforma. Asumir la máxima prioridad hacia ella, buscar el apoyo de la ciudadanía, y tener legitimidad operativa para ejecutarla.
2. Rescatar la educación pública de su secuestro. El Sutep es uno de los impedimentos más importantes para la reforma y se ha deslegitimizado como representante del gremio.
No es de extrañar que un sindicato de maoísta, ponga sus intereses políticos por encima del alumnado, o que se opongan a las evaluaciones, si su gran inspirador, Mao, dijo: “Tenemos que seguir la política de mantener a la gente en la estupidez”, y “Cuantos más libros lees, más estúpido te vuelves.” O cuando suprimió los exámenes “que torturaban a los estudiantes con ideas burguesas”. (Mao, la historia desconocida, Chang y Halliday).
La reforma solo empezará cuando el gobierno proscriba los comisarios del Sutep en las escuelas y transfiera su control a los socios naturales de la educación, los padres de familia.
3. Establecer el sistema de Vales Educativos. Tal como lo propuso Milton Friedman hace 50 años, los Vales permitirían a los padres de familia, elegir donde educar a sus hijos incentivando a los maestros a mejorar su calidad, para no perder ingresos.
Este sistema tiene ciertas limitaciones, pero en esta etapa puede ser una excelente forma de mejorar las cosas y de promover competencia, innovación y medición continua de resultados.
4. Transferir el control de la educación a Directorios de Padres de Familia en cada colegio, no a gremios de ellos. Así, los directamente interesados tendrán que asumir la responsabilidad de velar por la calidad educativa y contrarrestar la politización del Sutep.
5. Premiar a los maestros de los mejores colegios públicos, transfiriéndoles la propiedad de los mismos, mediante un concurso nacional para elegir a los mejores colegios, cada tres años, con tres años de preparación, sin costo alguno para ellos.
6. Establecer una meta alta y realista de gasto-inversión en educación, con un incremento anual del 7%.
7. Reconvertir el Ministerio en una maquinaria de capacitación en base a convenios de cooperación internacional.
8. Establecer un ente autónomo que evalué la calidad educativa.
Valentía e incentivos correctos para grandes realizaciones.
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