De Chávez, Humala y otros desvaríos
Publicado en La Primera - Perú - 30 de abril del 2006
Que lamentable resulta el pantano de estupidez en el que se revuelca la vida política en América Latina, un sub-continente empobrecido y retardatario, a pesar de todo su potencial, a pesar de la capacidad creativa y emprendedora de sus pueblos.
Chávez no solo se ha apoderado de todo el aparato de gobierno venezolano, también se ha apoderado de los recursos del estado – de la riqueza petrolera de los venezolanos, que usa como si fuera suya, para llevar de las narices a su pueblo y para regalarla a los gobiernos de otros países de la región, comprando sus voluntades y armando una red de apoyo a su afán político de liderazgo populista. Evidentemente sus regalitos no solo se limitan a los gobiernos constituidos, también los prodiga a sus candidatos preferidos, invadiendo la vida política de otros pueblos. No puedo dejar de comentar lo patético que resulta ver por televisión a sus ministros, funcionarios de estado y quién sabe que otros áulicos, acompañarlo en aplausos y vítores mientras este espantoso personaje se despacha en insultos y denuedos a quién le viene en gana, eso si da asco, y pena.
Mientras tanto, como no podría ser de otra manera, Chávez hunde a su pueblo en la pobreza, la corrupción, la violencia y la desintegración. Pero más allá de la suerte de los pobres venezolanos, pretende que otros países latinoamericanos lo acompañen en sus políticas aislacionistas, confrontacionales y estúpidamente empobrecedoras.
Y Dios, si que es fértil nuestra región para encontrar politicastros dispuestos a seguir la senda de políticas fracasadas y sin esperanzas de éxito, tomando el nombre de los pobres para seguir vendiendo el más espantoso contrabando político: condenar a nuestros pueblos a la marginalidad, a la indignidad de una pobreza limosnera que dependa del favor de sus poderosos gobernantes y a la victimización que la corrupción entraña en la vida de nuestros pueblos.
Así es que en nuestro querido Perú, tenemos ahora a Humala, que inspirado, digitado y presumiblemente financiado por Chávez, se nutre de la pobreza y frustración de nuestro pueblo para vendernos el nacionalismo – cuna de las peores aventuras de la humanidad, el desarrollo endógeno – garantía de empobrecimiento, mercantilismo y pérdida de competitividad, políticas supra-intervencionistas – fuente de mediocridad y de corrupción, y un ambiente de revancha, división y resentimiento – capaz de aplastar la posibilidad de construir una nación integrada y dedicada a lograr el bienestar general.
La conexión de Humala con Chávez se ha hecho completamente evidente esta semana, en que su modelito se tira contra el Perú, insulta a los peruanos, a sus representantes, pretende imponernos el aislacionismo económico que el practica en lo que le conviene y tira por la borda la integración andina. Humala no solo no se distancia de Chávez, prefiere criticar a quien lo confronta desde el Perú. ¡Que tal nacionalismo, que tal fe en la integración regional, que poco espacio le deja su mentor para un manejo inteligente de su perfil político!
Mientras tanto los gobiernos latinoamericanos, así como el peruano, reaccionan con gran debilidad. Estamos dejando que Chávez continúe tranquilamente construyendo su plan de hegemonía continental, usando una riqueza que no es suya e interfiriendo con la vida de nuestros pueblos. Me parece que ya es hora de poner un paralé, debemos hacer un claro deslinde con el dictador venezolano, me parece que debemos rechazar nítidamente su interferencia, si es necesario aislándolo diplomáticamente, así también ayudaríamos a su pueblo a ponderar la senda por la que está siendo arrastrado.
En el caso del Perú va a ser interesante apreciar la reacción de nuestra diplomacia que, bajo el liderazgo de Rodríguez Cuadros, era tan presurosa y gestual para sobre reaccionar contra Chile, y tan pasiva para hacerlo con Chávez. ¿No será que el ex canciller, con su corazoncito velasquista y sus aventurillas y conexiones humalistas, sigue mangoneando en nuestra cancillería, ahora en pro de un nuevo proyecto político? Vamos, vamos, a ver si los genes arequipeños de nuestro canciller están listos para actuar y asumir su propio liderazgo.
Pobre América Latina, que liderazgo tan pobre que tenemos. No aprendemos de nuestros errores y no sabemos apreciar las lecciones que día a día nos dan tantos países de la tierra, sobre cuales son los temas importantes para el debate político, cuales son las políticas públicas exitosas que sacan a sus pueblos de la pobreza, y sobre como el mundo de hoy, con su desarrollo tecnológico, con la evolución de sus mercados, es el mejor espacio posible para emprender un desarrollo integral, inclusivo y creador de bienestar.
Hay gente que piensa que los latinoamericanos estamos condenados a elegir malos gobernantes por nuestra falta de educación, que de alguna manera nuestro código genético nos hace resistentes a la modernidad y el progreso, al respeto de la ley y a la tolerancia. Yo no creo que las cosas sean así, a mi me parece que los latinoamericanos y especialmente los peruanos, tenemos dos capacidades, la de efectivamente caer en el sopor colectivo de juzgar nuestro futuro con los ojos de nuestro pasado de frustraciones; pero también la que muestran nuestros compatriotas que se desarrollan con éxito y dignidad cuando emigran, y como en varios pasajes de nuestra historia, la capacidad de reaccionar con garra, de apostar por el futuro y de alimentar la esperanza colectiva de que tenemos un destino de grandeza.
A mi humilde entender, la naturaleza de los peruanos no nos condena al error, lo que nos condena es el clima frustrante en que miramos nuestro futuro y el lamentable liderazgo que lo precipita. Clima y liderazgo son los condicionantes de nuestra sabiduría o de nuestra derrota.
Mi reflexión final y la tarea más importante para los que meditamos sobre el Perú, debe ser sobre lo que debemos hacer para crear un nuevo liderazgo en el Perú y en América Latina, sobre la forma de lograr que nuestros mejores ciudadanos apuesten por la política y que nuestros jóvenes concentren su esperanza y su energía en rescatar nuestro lado bueno para sincronizar una opción colectiva por la modernidad y el progreso.
Que lamentable resulta el pantano de estupidez en el que se revuelca la vida política en América Latina, un sub-continente empobrecido y retardatario, a pesar de todo su potencial, a pesar de la capacidad creativa y emprendedora de sus pueblos.
Chávez no solo se ha apoderado de todo el aparato de gobierno venezolano, también se ha apoderado de los recursos del estado – de la riqueza petrolera de los venezolanos, que usa como si fuera suya, para llevar de las narices a su pueblo y para regalarla a los gobiernos de otros países de la región, comprando sus voluntades y armando una red de apoyo a su afán político de liderazgo populista. Evidentemente sus regalitos no solo se limitan a los gobiernos constituidos, también los prodiga a sus candidatos preferidos, invadiendo la vida política de otros pueblos. No puedo dejar de comentar lo patético que resulta ver por televisión a sus ministros, funcionarios de estado y quién sabe que otros áulicos, acompañarlo en aplausos y vítores mientras este espantoso personaje se despacha en insultos y denuedos a quién le viene en gana, eso si da asco, y pena.
Mientras tanto, como no podría ser de otra manera, Chávez hunde a su pueblo en la pobreza, la corrupción, la violencia y la desintegración. Pero más allá de la suerte de los pobres venezolanos, pretende que otros países latinoamericanos lo acompañen en sus políticas aislacionistas, confrontacionales y estúpidamente empobrecedoras.
Y Dios, si que es fértil nuestra región para encontrar politicastros dispuestos a seguir la senda de políticas fracasadas y sin esperanzas de éxito, tomando el nombre de los pobres para seguir vendiendo el más espantoso contrabando político: condenar a nuestros pueblos a la marginalidad, a la indignidad de una pobreza limosnera que dependa del favor de sus poderosos gobernantes y a la victimización que la corrupción entraña en la vida de nuestros pueblos.
Así es que en nuestro querido Perú, tenemos ahora a Humala, que inspirado, digitado y presumiblemente financiado por Chávez, se nutre de la pobreza y frustración de nuestro pueblo para vendernos el nacionalismo – cuna de las peores aventuras de la humanidad, el desarrollo endógeno – garantía de empobrecimiento, mercantilismo y pérdida de competitividad, políticas supra-intervencionistas – fuente de mediocridad y de corrupción, y un ambiente de revancha, división y resentimiento – capaz de aplastar la posibilidad de construir una nación integrada y dedicada a lograr el bienestar general.
La conexión de Humala con Chávez se ha hecho completamente evidente esta semana, en que su modelito se tira contra el Perú, insulta a los peruanos, a sus representantes, pretende imponernos el aislacionismo económico que el practica en lo que le conviene y tira por la borda la integración andina. Humala no solo no se distancia de Chávez, prefiere criticar a quien lo confronta desde el Perú. ¡Que tal nacionalismo, que tal fe en la integración regional, que poco espacio le deja su mentor para un manejo inteligente de su perfil político!
Mientras tanto los gobiernos latinoamericanos, así como el peruano, reaccionan con gran debilidad. Estamos dejando que Chávez continúe tranquilamente construyendo su plan de hegemonía continental, usando una riqueza que no es suya e interfiriendo con la vida de nuestros pueblos. Me parece que ya es hora de poner un paralé, debemos hacer un claro deslinde con el dictador venezolano, me parece que debemos rechazar nítidamente su interferencia, si es necesario aislándolo diplomáticamente, así también ayudaríamos a su pueblo a ponderar la senda por la que está siendo arrastrado.
En el caso del Perú va a ser interesante apreciar la reacción de nuestra diplomacia que, bajo el liderazgo de Rodríguez Cuadros, era tan presurosa y gestual para sobre reaccionar contra Chile, y tan pasiva para hacerlo con Chávez. ¿No será que el ex canciller, con su corazoncito velasquista y sus aventurillas y conexiones humalistas, sigue mangoneando en nuestra cancillería, ahora en pro de un nuevo proyecto político? Vamos, vamos, a ver si los genes arequipeños de nuestro canciller están listos para actuar y asumir su propio liderazgo.
Pobre América Latina, que liderazgo tan pobre que tenemos. No aprendemos de nuestros errores y no sabemos apreciar las lecciones que día a día nos dan tantos países de la tierra, sobre cuales son los temas importantes para el debate político, cuales son las políticas públicas exitosas que sacan a sus pueblos de la pobreza, y sobre como el mundo de hoy, con su desarrollo tecnológico, con la evolución de sus mercados, es el mejor espacio posible para emprender un desarrollo integral, inclusivo y creador de bienestar.
Hay gente que piensa que los latinoamericanos estamos condenados a elegir malos gobernantes por nuestra falta de educación, que de alguna manera nuestro código genético nos hace resistentes a la modernidad y el progreso, al respeto de la ley y a la tolerancia. Yo no creo que las cosas sean así, a mi me parece que los latinoamericanos y especialmente los peruanos, tenemos dos capacidades, la de efectivamente caer en el sopor colectivo de juzgar nuestro futuro con los ojos de nuestro pasado de frustraciones; pero también la que muestran nuestros compatriotas que se desarrollan con éxito y dignidad cuando emigran, y como en varios pasajes de nuestra historia, la capacidad de reaccionar con garra, de apostar por el futuro y de alimentar la esperanza colectiva de que tenemos un destino de grandeza.
A mi humilde entender, la naturaleza de los peruanos no nos condena al error, lo que nos condena es el clima frustrante en que miramos nuestro futuro y el lamentable liderazgo que lo precipita. Clima y liderazgo son los condicionantes de nuestra sabiduría o de nuestra derrota.
Mi reflexión final y la tarea más importante para los que meditamos sobre el Perú, debe ser sobre lo que debemos hacer para crear un nuevo liderazgo en el Perú y en América Latina, sobre la forma de lograr que nuestros mejores ciudadanos apuesten por la política y que nuestros jóvenes concentren su esperanza y su energía en rescatar nuestro lado bueno para sincronizar una opción colectiva por la modernidad y el progreso.
1 Comments:
No te lamentes tanto, en Argentina padecimos durante 10 años a Menem, después tuvimos que hechar tras un alzamiento popular a de la Rúa (muchos lo nombramos como dela Duda), después tuvimos 5 presidentes distintos en una semana, es decir un promedio de 1 presidente cada 1 día, 9 hohras y 36 minutos.
Y ahora seguimos con Kirchner que un payaso demagogo; que por un lado tiene un discurso populista y por el otro le sigue haciendo mohines al FMI, EEUU, el Banco Mundial y un montón de etc.
...Y sin embargo seguimos adelante....
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