Saturday, May 20, 2006

Revisión de Contratos y carencia de Ideas

Publicado en La Primera - Lima - 17/5/06

La revisión de los contratos entre el estado peruano y empresas privadas se ha planteado como uno de los puntos más importantes y reiterados de la actual campaña política. ¿Obedece esto a un clamor popular? ¿Es la línea que hay que cruzar para que el Perú salga de la pobreza y resolvamos los grandes problemas nacionales? – O más bien, ¿Es una plataforma política creada por candidatos que no tienen ideas, que carecen de una visión de futuro exitosa para el Perú, que no tienen la menor idea de cómo convertir las inmensas potencialidades del país en una realidad de bienestar generalizado?
Lo mismo sucede con los políticos que machacan la necesidad de distribuir la riqueza – yo por supuesto creo que el objetivo nacional más importante es eliminar la extrema pobreza y alcanzar el bienestar general, pero, quienes nos plantean distribuir la ‘riqueza’ sin decirnos como crear más riqueza, o carecen de ideas de cómo crecer y desarrollarnos o creen que los peruanos somos unos idiotas e incapaces, que no podemos hacer nada más de lo que tenemos – pienso que la realidad es todo lo contrario, no me cabe la menor duda que los peruanos si podemos crecer y desarrollarnos, si podemos alcanzar el bienestar general, si podemos, como en el caso del espárrago, partiendo de cero, convertirnos en los primeros exportadores mundiales, en el principal abastecedor de los EEUU, desplazar de ese mercado a Chile, y en el proceso dar empleo en el campo, crear infraestructura y servicios, y convertir a un departamento como Ica, en un emporio del trabajo y disminuir su pobreza extrema al 2%.
¿Cómo debemos enfocar este tema?
El Perú necesita una estrategia de desarrollo que nos lleve sostenidamente por el camino del desarrollo, un desarrollo inclusivo e integral, que abarque los aspectos económicos, sociales e institucionales y que nos permita alcanzar el bienestar general.
Ya hemos visto en otras ocasiones, como a lo largo y ancho del planeta, países de todo tipo han emprendido la senda del progreso, hoy día las historias de éxito se han multiplicado a tal punto que no es posible decir que un país como el Perú está excluido de los beneficios producidos por la tecnología y la economía modernas, todo lo contrario, nuestro país es uno que tiene condiciones más favorables para el desarrollo, no solo tenemos todos los recursos naturales tradicionales, además, como lo explica Antonio Brack Egg, somos lideres mundiales en biodiversidad y en el potencial de desarrollo de bio-negocios, pero además tenemos gente trabajadora, emprendedora, alegre y llena de riqueza cultural. Si nuestro país estuviera bien gobernado, podríamos promover niveles de inversión que ni siquiera los más optimistas alcanzan a soñar.
Todos los países exitosos, que han o están creciendo e incorporando a sus poblaciones al mundo moderno, han empleado más o menos los mismos ingredientes, en lo económico: integrando sus economías al mundo global, desarrollando sus infraestructuras internas y buscando el acceso de sus pobres a la economía de mercado, aumentando la productividad de las Pymes en el campo y en la ciudad; en lo social: privilegiando una educación moderna y de calidad al alcance de todos, ampliando la cobertura de salud y desarrollando programas sociales efectivos; y en lo institucional: creando instituciones sólidas, transparentes y predecibles, instaurando el imperio de la ley, defendiendo la propiedad y creando un ambiente de estabilidad y de confianza.
Todo esto pasa por ser capaces de promover la confianza en el futuro y la inversión privada. No hay manera de derrotar la pobreza si no somos capaces de lograr un crecimiento económico alto y sostenido, para eso tenemos que invertir, invertir e invertir. Como mínimo debiéramos invertir el 25% del PBI, ojala pudiéramos invertir entre el 30 y el 40% del producto, como ahora planean inclusive varios de los países africanos y así crecer sostenidamente entre el 7 y el 10% anual por los próximos 15 a 20 años.
Lamentablemente nuestra historia es una de inestabilidad, de cambios de las reglas de juego y de frustración de las muchas ocasiones que ha tenido nuestro país para desarrollarse. No solo somos incapaces de invertir más allá del 18% del producto, tampoco somos capaces de retener a nuestros hijos en el Perú – 87% de ellos planea irse del Perú y según la última encuesta de Apoyo, si pudieran, el 68% de los peruanos se iría a vivir afuera, principalmente a EEUU y a España. - ¡Qué tragedia!
Mientras tanto nuestros políticos siguen sin darse cuenta que mientras el Perú no tenga por delante, un camino sólido de desarrollo, que nos permita apostar nuestro futuro en el Perú, y eso vale tanto para los inversionistas, como para nuestros jóvenes – seguiremos atrapados en la pobreza y en la desazón. Como no tienen idea de lo que se puede hacer en términos de una revolución productiva en la agro-industria, la forestería, la piscicultura, el turismo, las confecciones, la metalmecánica, la minería, los bio-negocios, los servicios informáticos, la producción de energía y tantas otras actividades económicas – solo les queda jugar en la cancha chiquita, la cancha de la pobreza, que los ricos paguen más impuestos, revisemos los contratos, administremos los precios, la misma monserga de nuestra historia de fracasos y perdición.
La razón de ser de los contratos-ley
Si se quiere promover la inversión en volúmenes que hagan la diferencia, pero uno tiene, como en nuestro caso, un historial de inestabilidad: o espera muchos años para ganarse la confianza en base a un comportamiento predecible, o acelera el proceso de generación de confianza mediante convenios internacionales de protección de inversiones y contratos-ley.
El Perú hizo ambas cosas en los 90 y así fue como se lograron importantes inversiones en servicios públicos, en minería y en hidrocarburos, además de la banca, comercio y turismo. Gracias a esas inversiones se pudo transformar el país y generar la posibilidad de crecimiento de los últimos 10 años, se pudo reconstruir la red vial, se pudo aumentar a los maestros, enfermeras, jueces y otros, además hoy día podemos preocuparnos sobre como deben invertirse los fondos del canon. ¿Qué sería del Perú si no se hubieran dado las inversiones de los últimos 12 años?
Es indudable que lo logrado es insuficiente, pero eliminar la posibilidad de seguir promoviendo la inversión mediante estos instrumentos jurídicos es estúpido, es disminuir nuestras posibilidades de crecimiento, volverle a decir al resto de la humanidad que nosotros no sabemos lo que queremos, que por ahora es mejor mirar que apostar, y de paso disminuir las posibilidades de generación de empleo para nuestros jóvenes.
Más seriedad, más ideas, mejor clase dirigente – eso es lo que necesita el Perú.

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