Friday, October 20, 2006

CINCO AÑOS PARA TRANSITAR DE LA EXCLUSIÓN A LA INCLUSIÓN

Publicado en la Revista Presencia de CONFIEP - Setiembre del 2006

No cabe duda que la tarea de los próximos cinco años es la de la inclusión. Tarea muy difícil pero que hoy podemos emprender con grandes posibilidades de éxito, tanto porque el mundo global nos permite insertarnos en la economía global promoviendo el comercio, la inversión y la transferencia de tecnología, como por la evolución de la economía peruana de los últimos quinquenios, que ha permitido la diversificación de nuestra base productiva, el reinicio de la inversión en el campo, un progresivo emprendorismo de nuestros campesinos más humildes, una conquista creciente de mercados externos, el desarrollo de servicios públicos avanzados y la presencia de una minería moderna que además de sus propias actividades, está contribuyendo con infraestructuras, programas de extensión social y productiva, y con importantes aportes al fisco.

Pero antes de hablar de inclusión es importante reflexionar sobre como hemos construido la exclusión. Creo que debiéramos diferenciar dos etapas, antes de la explosión tecnológica de los últimos cincuenta años, y las últimas cinco décadas.

Hace cincuenta años, en un mundo de pobres, el Perú era ya víctima de su falta de capacidad para generar una síntesis histórica que le permitiera asumir una nacionalidad común de miras a la construcción de su futuro. En los últimos cincuenta años, en los que se ha producido una revolución tecnológica sin precedentes, que ha permitido que más de dos mil millones de habitantes de la tierra accedan a altos estándares de vida, más allá de nuestros problemas de integración social, los peruanos acentuamos y agravamos la exclusión, porque erramos en nuestras políticas públicas y nos aislamos del mundo, abandonamos nuestras regiones y nos dedicamos a crear un mar legislativo que alienó a las grandes mayorías.

Décadas Sembrando Exclusión
1. La Reforma Agraria

La Reforma Agraria privó al campo de recursos económicos, técnicos y humanos, condenando a los campesinos a la pobreza y la exclusión.

2. La Decisión 24
Sustituimos la inversión extranjera por endeudamiento público, interrumpimos la transferencia de tecnología, sobre-endeudamos al estado, lo quebramos y lo condenamos a la pobreza y de paso a los servidores públicos, a los maestros, las enfermeras y los policías, a la exclusión.

3. La Sustitución de Importaciones
Privilegiamos la inversión en industrias insostenibles en Lima y en las principales ciudades de la costa y condenamos a las regiones a la exclusión, dejando de invertir en nuestros recursos naturales que a estas alturas habríamos industrializado.

4. El Mar Legislativo
Alienamos a nuestros ciudadanos con un confuso y creciente mar legislativo y regulatorio que los excluyó de la protección legal y los condenó a la informalidad y a la ley de la selva.

La primera lección que debiéramos destacar es que no podemos volver a cometer los mismos errores y que la solución de nuestros problemas pasa por hacer todo lo contrario, como lo han hecho muchísimos países que ya incorporaron a sus mayorías al bienestar general.

La creación de inclusión tiene un componente fundamental, el aumento de la productividad de los oficios tradicionales, en otras palabras el acceso de los pobres a la economía de mercado. Para lograrlo tenemos que sembrar confianza en el futuro, promover la inversión privada y la transferencia de tecnología, integrar nuestra economía al mundo global, desarrollar nuestras infraestructuras y lo más importante, ayudar a nuestros pobres a consolidar su propiedad, a acceder al crédito, a capacitarse societaria y técnicamente para que puedan emprender su propio camino de desarrollo. Eso es lo que de verdad esperan nuestros ciudadanos, no quieren dádivas, y a diferencia de lo que expresan las capas dirigenciales resistentes a la modernidad, ellos son hombres y mujeres modernos, dispuestos a hacer su vida con su esfuerzo y creatividad.