Saturday, July 28, 2007

La Visión Política de Largo Plazo

Publicado en El Comercio, Lima 28 de julio del 2007
Impulsemos nuestra vocación por el desarrollo – Ya nos recuperamos de los 40 años que nos robaron
Las políticas de gobierno implantadas en el Perú en los años sesenta originaron la regresión de la economía peruana y la destrucción de nuestra capacidad de generar riqueza. Pocos años después, desde el año 1975, el PBI per cápita inició un descenso sostenido que solo empezó a recuperarse a principios de los años noventa. Nos ha tomado los últimos quince años el recuperarnos.
Recién a principios del año pasado recuperamos el PBI per cápita del año 1975, expresado en términos reales.
Sí, a los peruanos nos robaron cuarenta años, veamos algunos indicadores:
“La pobreza en el Perú se explica por una baja tasa de crecimiento económico promedio durante un tiempo considerable. Entre 1960 y 2004 el PBI per cápita del Perú se incrementó marginalmente en 0.7% al año, muy por debajo del crecimiento promedio de 2.7% alcanzado por los países en vías de desarrollo en ese mismo periodo, y la mitad del crecimiento promedio de los países latinoamericanos.”
“El incremento de la productividad en el Perú ha sido mínimo en las décadas pasadas. En los últimos 45 años, la productividad total de factores contribuyó casi nada al crecimiento: fue del orden de 0.1% del PBI al año desde 1960. (Corea del Sur = 2.1, Taiwán = 3.3, Chile y España = 1.9). Estas diferencias explican buena parte del sub-desempeño de la economía peruana.”
(Perú – La oportunidad de un país diferente – Próspero, equitativo y gobernable, Giugale et al, Banco Mundial, 2006 – Capítulo 1 - La Importancia del Crecimiento para una Sociedad Próspera, Fretes-Cibils et al)

Mediante nuestras políticas erradas creamos pobreza y exclusión y evitamos que este país infinito pueda desarrollarse.

Cuatro Décadas Sembrando Exclusión
Con la Reforma Agraria privamos al campo de recursos económicos, técnicos y humanos, condenando a los campesinos a la pobreza y la exclusión.
Con la Decisión 24 sustituimos la inversión privada por endeudamiento público, interrumpimos la transferencia de tecnología, sobre-endeudamos al estado, lo quebramos y empobrecimos, condenando a los servidores públicos, a los maestros, las enfermeras y los policías, a la exclusión.
Con la Sustitución de Importaciones privilegiamos la inversión en industrias insostenibles en Lima y en las principales ciudades de la costa condenando a las regiones a la exclusión, dejando de invertir en nuestros recursos naturales que a estas alturas habríamos industrializado.
Con el Mar Legislativo (7 millones de leyes y reglamentos en 50 años) alienamos a nuestros ciudadanos excluyéndolos de la protección de la ley, condenándolos a la informalidad y a la ley de la selva.

¿Qué es dejar de ser pobre?
¿Es que nuestros ciudadanos emigren al extranjero? ¿Es que nuestros habitantes de la sierra se vengan a Lima a trabajar en ‘Wilson’ armando computadoras, o vender discos piratas en las calles?
¡No!, dejar la pobreza es que tus actividades económicas te produzcan mayores ingresos, es que los oficios tradicionales de nuestros pobres aumenten su productividad, que los campesinos, ganaderos, y artesanos tengan mayores ingresos en lo que hacen, en sus pueblos y en sus campos.
Para lograrlo debemos fomentar que ellos y en particular la sierra, accedan a la economía de mercado promoviendo: desarrollo de infraestructuras internas, ampliación de mercados, titulación, acceso al crédito, simplificación administrativa y tributaria, capacitación técnica y societaria, pools de maquinarias, y cadenas y clusters productivos. Esta debiera ser la tarea de ‘Sierra Exportadora’, más que un programa de promoción de la canola.

Vocación por el Desarrollo
Nuestros ciudadanos están listos para abrazar la modernidad y la lucha por el bienestar, pero mientras no les demos un sentido de dirección y confianza en el futuro, se seguirán enredando en las trifulcas políticas manipuladas por los enemigos del progreso. Necesitamos una visión positiva de largo plazo que permita una alianza entre el gobierno y la población, para reemplazar el vandalismo por la vocación por el desarrollo. Nos quedan doce meses para enrumbar al Perú.

Superemos el divorcio entre la Economía y la Política – Es hora de construir una Visión Positiva y Compartida de Futuro

Publicado por la revista Negocios Internacionales de COMEX
Año 10 – Nº 117, mayo 2007
Nuestra economía está como nunca: Crecemos al 8% anual, aumenta el empleo, la actividad económica se concentra mayormente en las regiones, el campo vuelve a producir y a crear riqueza, la minería nos llena de recursos tributarios para las regiones, crece la inversión – aunque aun por debajo de su potencial.
En cambio, la política y el ambiente social están convulsionados: Paros, tomas de carreteras, muertes impunes en las calles, invasiones. Un congreso dedicado a la politiquería, enfrascado en debates desenfocados del interés nacional, con propuestas legislativas populistas que interpretan el sentir callejero de los años 80, y devolviendo cartas a los ciudadanos, como si nosotros fuéramos sus empleados. Un ejecutivo que quiere estar en todas partes, conciliar todos los problemas, y que no acierta en plantear un camino común al bienestar general – está en todas las ramas del bosque, sin una visión de conjunto que se pueda transmitir y vender a los ciudadanos.
El Perú está, efectivamente, pleno de oportunidades, pero aun no acertamos a entender nuestro verdadero potencial. Hace algunos días, un extranjero me decía, muy impresionado, que nuestros políticos de los últimos cuarenta años deben haber sido muy efectivos para haber logrado evitar el desarrollo del Perú, un país que apenas se le da la oportunidad, crece como espuma.
Si, es verdad que el Perú tiene las condiciones necesarias para alcanzar el desarrollo, empezando por nuestra gente emprendedora, creativa, trabajadora y tesonera; que no está detrás de los paros, ni de los llamados reclamos ‘sociales’. Nuestra gente cambió de mentalidad hace rato, ellos si aprendieron con la hiperinflación, con las promesas incumplidas, ellos saben de sobra y basta que su futuro depende fundamentalmente de su propio esfuerzo. También saben que nuestros políticos no están capacitados para resolver sus problemas, pero, en un país sin sensación de futuro, siempre se pondrán en las colas para recibir las esporádicas reparticiones de prebendas y privilegios.
Esto no quiere decir que creen en el populismo, ni en las trasnochadas ideas de nuestros izquierdistas. Pueden votar por ellos cuando, con lenguaje contestatario, aparecen en nuevos ropajes, pero no creen en ellos, solo creen en sí mismos, desean el progreso y la modernidad, trabajar y educar a sus hijos.
Los que no han aprendido de nuestros errores, ni de los aciertos de los países que ya se enrumban hacia la prosperidad, son nuestros políticos, nuestra clase dirigente; tanto la ilustrada, que peca por su anomia, como la más menuda, la de los barrios, de las pequeñas organizaciones que pululan por todo el territorio nacional, y que si manipulan, y lucran de esos pequeños espacios de poder que detentan.
Hace veinte años que la globalización y la economía mundial crean las condiciones para el despegue del Perú; a pesar de la incompleta liberalización de nuestra economía, ya sentimos su pujanza, diversidad y fortaleza; pero como hemos vivido otras veces, nuestro ambiente político y social puede echar por la borda esta gran oportunidad de desarrollo. ¿Cómo debemos enfrentar este desafío?
Nuestra población está lista para ser llamada a construir un ‘País de Éxito’. Para ello debemos establecer un puente directo con ella, desde lo más destacado del gobierno y la clase dirigente. Planteemos una Visión Positiva y Compartida de Futuro que convoque el esfuerzo colectivo de los peruanos hacia el bienestar general.
Ejemplo: “El Perú será el país latinoamericano más integrado al mundo, en el comercio, la inversión y la tecnología”.
“El Perú será una democracia avanzada, socialmente integrada y plural, con educación y empleo de calidad, que habrá eliminado la extrema pobreza”. Visión 2020 - CADE 96.
Todos queremos trabajo, educación y justicia; alentemos la inversión, y prosigamos con la reforma de la educación y de la justicia; nuestro pueblo si estará en esa lucha.